domingo, 24 de abril de 2022

La perversión: Vergüenza, Placer y Repugnancia.

 Nuestra sociedad nos crea reglas de convivencia para un “mejor vivir”, eso nos provoca conflictos en los cuales nuestra mente convierte esas reglas en una lucha entre el bien y el mal. Cuando simplemente es nuestros instintos básicos que reprimidos tratan de romper las cadenas de las pautas del mejor vivir.

Llego de visita un día cualquiera al dúplex que compartía con mi novia, un día como tantas veces había llegado anteriormente mi cuñada, aquella con la cual había compartido mis fantasías con mi novia, me excitaba lo prohibido al límite, si tener una relación extra pareja la sociedad lo tacha de infidelidad y lo reprocha, termina aceptándolo como algo normal; pero tener una relación consensuada con mi novia y mi cuñada entraba en conflicto directo con “El buen vivir”.

Aun así, muchas veces me imaginaba acostados desnudos los tres en la cama, una a cada lado, las dos con sus rostros recostados sobre mis hombros y sus manos, acariciando mi pecho, recorriendo lentamente suavemente el sendero pasando por mi plexo, siguiendo hasta mi ombligo, para ese entonces mi flácido pene empezaba a crecer lentamente y se le hacía una eternidad el esperar el momento en que ambas manos llegaran a acariciarlo. 

Esa eternidad de 15 segundos se cumplió, la mano, mi cuñada, abrazo mi pene suavemente, toco la humedad y acaricio suavemente, mientras mi novia empezaba a acariciar mis testículos, para entonces mi excitación estaba llegando a límites nuevos no explorados, viviendo aquella experiencia única, la imaginación deambulaba entre un laberinto erótico.

El movimiento de la mano de mi cuñada empezó rítmicamente a acariciar intensamente mi pene, beso mis labios, mi cuello, bajo el camino recorrido por la mano hasta poner sus labios cerrados en la punta de mi pene, abrió su boca saco su lengua la giro sobre la puna, y luego consumió lentamente mi falo erecto, una, dos, tres veces,  de pronto se endereza, encarama su cuerpo de cuclillas sobre mi pecho, abre sus piernas y arrima su vagina sin rasurar, pero con ese aroma provocativo del sexo a mi boca, yo  apreté su espalda y la arrimo a mi boca, doy un beso en el pubis, otro en los húmedos labios vaginales, la vista de sus pechos turgentes y sus pezones erectos hicieron que mis manos llegaran raudas a acariciarlos, con la yema de mis dedos pulgar e índice apreté suavemente los pezones mientras mi lengua se introducía acariciando sus labios vaginales, besando succionando, chupando y masajeando con mi lengua el clítoris, sintiendo esa humedad que crecía a cada instante.

De pronto en mi pene sentí los dulces labios de mi novia, acariciando y abarcándolo todo con un placer que no lo había visto antes. Estaba con una tormenta de sensaciones, mi cuñada rítmicamente movía su vagina sobre mi boca, yo apretaba sus pechos, mi novia succionaba mi pene.  De pronto mi novia subió su cuerpo sobre el mío, lentamente introdujo mi pene dentro de su vagina y moviendo sus caderas dando quejidos, inicio una danza que se volvió sinfonía de quejidos y placer erótico, el tiempo se hizo eterno y exploto en cadena eyacule con fuerza dentro de mi novia, mi rostro fue bañado por jugos eróticos de mi cuñada, la respiración se volvió lenta, rítmica descendiente.  Cayó mi cuñada a mi lado derecho, mi novia a la izquierda, sentí sus labios en mis mejillas y como luego reposaron su rostro sobre mi pecho.

Luego de un rato paso el descanso, las miradas cómplices de las hermanas transmitían deseo, las manos de ambas buscaron de nuevo mi pene, el cual heroicamente respondió de inmediato sin hacer rogar al cariño recibido, pero esta vez el orden cambio mi novia subió a mi rostro y mi cuñada se encaramó en mi pene y de nuevo como un ensayo con los mismos intérpretes, pero diferentes instrumentos la sinfonía de quejidos, caricias y placeres desbordaba mi mente.

La vagina depilada, de mi novia, era un contraste con mi cuñada, ambas tenían su encanto y me provocan demasiado placer, el sexo oral que mi pene disfrutaba de mi cuñada era diferente, sensaciones diferentes, una fiesta para la sensualidad de momento, igual que en la ocasión anterior mi cuñada cuando sintió que yo lo deseaba subió sobre mi cuerpo clavo, mi pende directo en su vagina, hasta el fondo, sin que nada quedase afuera, estaba lubricada con ese calor tibio, envolviendo de placer mi sexo.  Sus movimientos fueron lentes como quien se come algo que le gusta mucho. Una y otra vez estaba yo al punto de éxtasis cuando tres gritos profundos y agudos precedieron a una explosión a esos movimientos espasmódicos, prolongados y rápidos de un orgasmo sincronizado. 

Luego un merecido descanso, pero la noche todavía tenía mucho por recorrer y en la penumbra de la habitación se sentía la presión de que faltaba más, me enderece y disfrute la vista de las dos hermanas acostadas, hermosamente desnudas, parecidas y diferentes a la vez, acaricie a mi cuñada, subiendo por los pies, piernas, por sus muslos, hasta llegar a su vagina, con una caricia suave, un roce suspicaz, igual hice con mi novia, pero mi cuñada se enderezó, se puso de cuatro, me volvió a ver, de inmediato mi pene le dijo a mi cerebro que esperas, me incline bese sus nalgas y subí besando lentamente por su espalda, cuando llegue al cuello dos mordiscos suaves, ya mi pene está a la entrada de su vagina, empuje y entro suavemente, comenzó el vaivén rítmico, apretaba sus caderas, duro halándolas hacia mí, luego cuando arqueo su cuerpo tome su cabello, lo hale firmemente , pero suave, ella dijo sí, sí,  sí, sí, seguí, el movimiento de mí pende duro y turgente dentro de su dulce, húmeda y tibia vagina, mientras mi novia se enderezó extasiada, se acercó a mi espalda, beso mis hombros, se arrimó a mi oído y dijo suavemente lo estás disfrutando yo también, pero deja algo para mí. Luego vino la explosión de semen caliente dentro de la vagina ardiente, empuje su cuerpo de manera que quede tendida sobre ella con mi pene, todavía en su interior disfrute el momento, para luego desplomarse a su lado. 

Momento que aprovecho  sin pausa mi novia para acariciar mi pene y luego introducirlo dentro de su boda, urgiendo a que recuperase pronto su vigor, no fue mucho lo requerido, se tendió a mi lado, subí sobre ella, clave mi pene y empecé el movimiento al ritmo que sabía que le gustaba, pero esta vez dijo más, más duro, complaciendo aquella petición y al límite de mi fuerza continúe motivado por el placer que sentía, mi novia me atrajo hacia su cuerpo beso mi pezón, lo mordió suavemente clavo sus manos en mi espalda apretó fuerte y empezó a moverse, rápido como nunca lo había hecho, y no fue hasta que sentí ese pequeño espasmo que decidí eyacular porque como la conocía estaba conteniéndome. La  besé en la boca y me tendí a su lado. Ambas me abrazaron, reposaron su rostro sobre mi pecho y Morfeo nos llevó por sus senderos hasta que la aurora llego un poco más tarde de lo usual.