jueves, 30 de marzo de 2017

Mi primer viaje al Parque Nacional Chirripo 1979



Mi primer viaje al Parque Nacional Chirripo 1979


Como cambian los tiempos, la primera vez que subí tenía 12 años, estaba en los Guias y Scouts de Costa Rica fue hace 40 años, subimos en dos etapas. Lo, que más nos falto fue el agua error de cálculo “tuvimos que comer arroz al champu”, tanto hacia falta el agua que chupamos el agua condesada en la tienda, ante esta crisis para encontrar agua levantamos el campamento a medianoche, caminamos como un km y encontramos una lata de zinc con perforaciones indicando <-- agua 150m, que alegría, sin luz y entre troncos bajamos una pendiente resbalosa al riachuelo, ningún accidente luego a dormir sobre troncos. Ya durante el día casi todos pegamos, tropezamos o caímos en el trillo. De ahí en adelante la última subida, la sabana un lugar precioso.





Como el refugio de aquel entonces, (piso de tierra, paredes de latas de zinc igual que el techo, y por cama dos camarotes inmensos como para 8 personas cada uno cubiertos con la misma paja que produce la sabana) estaba ocupado preparamos las tiendas de campaña para dormir. Por dicha que los guarda parques se compadecieron y nos permitieron dormir en el piso de la casa de ellos.
Al día siguiente lo más impresionante fue ver las espigas del pasto congeladas por una gota de agua que les caía, y luego el sol apareciendo sobre los crestones. El baño en el riachuelo que pasa por ahí la experiencia eléctrica más impactante que he vivido puesto que por jugar de valiente me hice clavado y el choque con el agua fría fue extremo y más salir y sentir la brisa. 
Ahora si el ultimo trecho para llegar propiamente al pico, una caminata realmente liviana sin mucha carga (cada uno de nosotros subió con aproximadamente 20kg de carga los dos primeros trechos, buenas bestias éramos). 
Subir al pico y leer las notas de los que habían llegando antes que nosotros algunas con un poco de humor nos recordaban que ellos ya estaban en casita cómodamente viendo tv, calientitos y comiendo bien. 

El paisaje sigue grabado en mi vista como aquel día.
Un poco de frustración porque desde el pico las montañas cercanas dan la sensación de ser más altas (mero efecto óptico).
El descenso que duramos dos días ascendiendo por exceso de contemplación; lo hice en 3 horas. 
Me gustó tanto que lo realice ese viaje varias veces más y ahora con todos esos pluses y comodidades pues me siento tentado a volver, es un lugar mágico para contemplar magníficas vistas y ver nuestro ser interior.

Un saludo para todos mis compañeros de la tropa 6 del movimiento guias y scouts de San Isidro del General que compartieron ese primer viaje.