Afrodita me provoca
Siento tu
piel desnuda junto a mi, mis manos recorren las sinuosas curvas de la sinfonía
de tu cuerpo, el deseo palpita a como recorro tu piel, acaricio tus muslos,
bajo a tu cintura, avanzo a tu pecho, el néctar erógeno que provocan tus
pezones en mis manos, en mis dedos cuando con deseo duro, pero suave los
aprieto. Eres mía y el deseo palpitante de tenerte lo grita mi pene entre tus
nalgas,
Deseo penetrar tu culo, tu vagina dulce, que mis dedos acarician
girando sobre tu clítoris y mi pene quiere penetrar. Pego mi cuerpo a tu
espalda, beso tus hombros, tu cuello, pero se que debo contener mi deseo a
punto de explotar por disfrutar de la ambrosía provocadora del sexo.
Eres mi afrodita, mi diosa, te puedo contemplar, te puedo
acariciar, puedo orar sobre tu escultura una cadena de oraciones húmeda y
palpitante, pero el deseo profundo de poseerte, de sentir mi pene dentro de ti
debo contenerlo.
Te das vuelta el rito inicia. Tu mano acaricia mi pene
suavemente y luego cierra sobre el, empiezas tu movimiento oscilante, una
masturbación placentera, mientras con tu boca besas mis pezones izquierdos, lo
muerdes, siento rico, mi mano releva la tuya en mi pene, me masturbo con el
deseo, de pronto tu boca libera mi pecho busca mi pene duro y palpitante.
Siento como tus labios cierran sobre la turgencia de mi falo, con
movimientos suaves pero constantes succionas, lames, chupas mi pene. Luego
vuelves a mi pecho, mi mano releva tu boca y cuando estoy a punto de expulsar
mi semen tu lo sientes y corres presurosa a recibirlo en tu boca, tomo tu
cabello y empujo tu cabeza para que trate todo mi pene de entrar en tu boca.
He disfrutado y tú has suplido mi deseo; sin
embargo, el castigo duro y cruel deja mi deseo inconcluso porque quiero
poseerte toda y no puedo, el cruel destino me muestra tu monumental cuerpo,
provocador, tu sexo alimento de mi templado deseo, no puedo tenerlo en forma
completa
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